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domingo, 29 de septiembre de 2013

Un retrato lleno de amor lingüístico #diadelaslenguas

Nací bastante al norte del sur, en un lugar, algunos dicen que mágico, dónde a lo largo del tiempo poetas, escritores y trovadores  se han encontrado. Algunos los conoceréis por Mágina o Bétula, y eso os delatará como buenos lectores, pero si lo buscáis en un mapa, quizás lo encontréis como Úbeda.

Crecí en la falsa intuición de que lo que escuchábamos era un acento neutro, mucho más cercano a aquella maravilla descrita en el libro de lengua como “acento castellano” que aquel vergonzante seseo que estaba a sólo 9 kilómetros del que las viejas se mofaban sentadas en sillas de enea. Esta falsa creencia se vio sustentada en la comparación de aquellos, a veces ininteligibles mensajes que articulaban mi familia de un lugar perdido entre la Alpujarra y la playa. Pero poco a poco descubrí que poco neutro era nuestro hablar, lleno de un “ronquio” al pronunciar la jota como un quejío  atávico de una tierra muchas veces maltratada.

Primero por obligación, y no sin pocas lágrimas, empecé a estudiar la lengua de la pérfida Albión. Odiaba el sin sentido de los verbos irregulares y los no menos irregulares phrasal verbs y soñaba el día en el que me librara de aquella tortura. Pero primero se hundió un barco en una película y poco después llegó un chico mago, y un grupo de insectos musicales que habían cambiado la historia y el odio se transformó, como en una buena novela, en un amor. Y es que lo pone en un papel de la universidad: “Filóloga”, enamorada de la lengua. Pero no penséis que este es el final  de la historia, porque quedan subtramas escondidas, pequeños idilios y algún drama, con idiomas reales y algún que otro inventado… porque filóloga seré, pero filóloga curiosa ante todo.


Y no hace mucho cogí, como uno de aquellos poetas del principio del retrato, un tren que iba hacía el norte… pero bastante más al norte que él, y ahora vivo en un lugar que me confirma que no es neutro mi acento, aunque si os sirve de consuelo, el suyo tampoco lo es y dónde hay palabras que son diferentes pero que significan lo mismo. ¡Y quien nos iba a decir que un idioma que es el mismo puede ser tan diferente!

PD: Si no me creéis, pensad que Antonio Muñoz Molina y Joaquín Sabina nacieron en Úbeda, y poetas como Machado y Juan de Yepes  pasearon por sus calles


Precioso autorretrato enviado por
¡Gracias! 

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